¿Etimológicamente conocemos por constelaciones un
conjunto de estrellas que forman parte de un sistema dinámico y en continua
interacción y evolución y que forman una imagen.
Analógicamente los seres humanos formamos parte de constelaciones que parten por ser familiares para ampliarse a otros grupos humanos.
Las constelaciones se rigen por leyes naturales, familiares, sociales y espirituales que condicionan su funcionamiento.
El trabajo de constelaciones familiares es un método terapéutico fenomenológico que se aplica a nivel individual o grupal y que busca restablecer “El orden del amor” en los sistemas humanos.
¿En qué se basan las constelaciones familiares?
Se basan en la teoría de sistemas. Y dentro de ella en el reconocimiento de que los grupos humanos se rigen por leyes y patrones innatos, a los cuales se agregan todos aquellos que se van construyendo en la interacción cotidiana dentro de las familias y a sí mismo las familias construyen leyes y principios que rigen la interacción de sus núcleos con las de otras familias, llegando a construir las leyes sociales que permitirán un funcionamiento acorde con las necesidades particulares y grupales.
Este conjunto de leyes naturales, familiares, sociales y espirituales que rigen el funcionamiento de los núcleos humanos es lo que se llama órdenes del amor. La trasgresión de las órdenes del amor en las interacciones humanas será el origen de los conflictos y las discordancias internas que pueden llegar a manifestarse como patologías individuales, familiares, grupales o sociales.
Las constelaciones familiares parten de la idea sistémica de que el individuo es un ente grupal. De esta manera para la existencia de un hijo es indispensable la existencia de unos padres y para la existencia de estos padres, fue indispensable a su vez la existencia de los suyos propios y así podríamos irnos hacia atrás en el tiempo hasta el mismo comienzo de la creación de la vida.
Cada persona es el final de una pirámide de muchos seres humanos que han sido indispensables para su existencia. Cada nuevo vínculo enriquecerá los sistemas ya existentes y ampliará la historia y será responsable de acuerdo a su concordancia con las leyes de la vida y de su núcleo social, del gradiente de nutrición y de salud de las generaciones presentes y futuras.
Los sistemas familiares son sistemas abiertos que tienden a autorregularse para asegurar su supervivencia pero que a su vez se nutren, interactúan y se vinculan con otros sistemas familiares, llegando a constituir clanes, grupos, comunidades, sociedades y naciones. Todos ellos enriquecidos por innumerables virtudes, pero a su vez obstruidos por los innumerables conflictos que vamos tejiendo a lo largo de los años.
Cada ser humano trae desde su nacimiento en sí mismo toda la información de las vidas de las que procede tanto a nivel psíquico como a nivel físico. Es aquello que llamamos herencia “genética” y se encuentra impreso en lo más profundo de nuestro ser, en nuestros genes y en el inconsciente colectivo de nuestra familia y tiene la capacidad de ser transmitida de generación en generación.
Así pues algunos heredamos el carácter, el físico, los modales y muchas veces las costumbres. Otras el reflejo de algún gesto, el color de los ojos. La forma de sonreír.
También heredamos por ejemplo, el buen o mal carácter, gustos determinados, la diligencia, la fuerza y el compromiso o las tendencias depresivas, neuróticas, psicóticas u obsesivas que caracterizaron posiblemente alguno de nuestros antepasados.
Formamos entonces parte del alma y del destino de muchas personas con las cuales estamos de alguna manera directamente relacionados. Es un alma que es arte y parte de una historia y que se hereda de generación en generación y que marca a cada ser humano de una manera particular.
Somos parte del campo morfogenético de nuestra especie y particularmente del campo morfogenético de nuestra familia. Allí se alberga toda la información de nuestra historia familiar la conozcamos o no. Esta historia está impresa en nuestras células con llevando un orden que permite que la vida fluya a través de nosotros. Este orden se traducirá en cualidades. Pero también heredamos los conflictos no resueltos que se hayan podido generar en el seno de nuestras familias.
Debido a factores como pueden ser:
La violencia intra o extra familiar (guerras, asesinatos, suicidios, luchas de poder)
Perdidas de seres queridos.
Abortos.
Separaciones traumáticas.
Abandonos.
Accidentes fatales.
Exclusión de personas de la familia.
Inversión del orden jerárquico dentro del seno familiar.
Secretos familiares, como pueden ser la de la existencia de relaciones vinculantes extramaritales, hijos no reconocidos, crímenes, etc.
Cuanto más desorden, cuanto más conflicto, más severas suelen ser las dificultades que se manifiestan en los seres y con frecuencia nos encontramos ante enfermedades crónicas, adicciones o problemas mentales graves, más conflictos, más guerras, mayor devastación, mayor problemática familiar, social, laboral, etc.
¿En qué puede ayudarnos las constelaciones familiares?
A través de éste método, se busca identificar los conflictos y los puntos nudales del sistema familiar, laboral o social que están dificultando el flujo organizado de la vida. Y a partir de allí, en la medida que el mismo sistema lo permita, se restaura el orden perdido, desatando estos nudos y permitiendo un nuevo fluir en la vida de las personas comprometidas.
Este trabajo pretende que cada individuo esté en consonancia con su destino y ocupe el lugar que le corresponde en los grupos con los cuales interactúa para que pueda desarrollar su proyecto de vida de una manera más armónica y sostenible.
La importancia de las constelaciones familiares radica no solamente en el hecho de que pueda permitirnos sanar aspectos personales de nuestras propias vidas. Su verdadera fuerza se manifiesta en el alma familiar y frecuentemente tras una constelación empiezan a sucederse cambios en las familias o grupos involucrados.
Otra de las grandes virtudes de las constelaciones familiares es que nos permite restablecer un orden que va a favorecer a las generaciones venideras, pues lo que nos ha mostrado la experiencia, es que muchos temas no resueltos en las familias, pueden terminar reproduciéndose y afectando a algún miembro de una generación posterior que, de una manera muchas veces no consiste en, termina identificándose con alguno de los miembros involucrados en la situación no resuelta.
Analógicamente los seres humanos formamos parte de constelaciones que parten por ser familiares para ampliarse a otros grupos humanos.
Las constelaciones se rigen por leyes naturales, familiares, sociales y espirituales que condicionan su funcionamiento.
El trabajo de constelaciones familiares es un método terapéutico fenomenológico que se aplica a nivel individual o grupal y que busca restablecer “El orden del amor” en los sistemas humanos.
¿En qué se basan las constelaciones familiares?
Se basan en la teoría de sistemas. Y dentro de ella en el reconocimiento de que los grupos humanos se rigen por leyes y patrones innatos, a los cuales se agregan todos aquellos que se van construyendo en la interacción cotidiana dentro de las familias y a sí mismo las familias construyen leyes y principios que rigen la interacción de sus núcleos con las de otras familias, llegando a construir las leyes sociales que permitirán un funcionamiento acorde con las necesidades particulares y grupales.
Este conjunto de leyes naturales, familiares, sociales y espirituales que rigen el funcionamiento de los núcleos humanos es lo que se llama órdenes del amor. La trasgresión de las órdenes del amor en las interacciones humanas será el origen de los conflictos y las discordancias internas que pueden llegar a manifestarse como patologías individuales, familiares, grupales o sociales.
Las constelaciones familiares parten de la idea sistémica de que el individuo es un ente grupal. De esta manera para la existencia de un hijo es indispensable la existencia de unos padres y para la existencia de estos padres, fue indispensable a su vez la existencia de los suyos propios y así podríamos irnos hacia atrás en el tiempo hasta el mismo comienzo de la creación de la vida.
Cada persona es el final de una pirámide de muchos seres humanos que han sido indispensables para su existencia. Cada nuevo vínculo enriquecerá los sistemas ya existentes y ampliará la historia y será responsable de acuerdo a su concordancia con las leyes de la vida y de su núcleo social, del gradiente de nutrición y de salud de las generaciones presentes y futuras.
Los sistemas familiares son sistemas abiertos que tienden a autorregularse para asegurar su supervivencia pero que a su vez se nutren, interactúan y se vinculan con otros sistemas familiares, llegando a constituir clanes, grupos, comunidades, sociedades y naciones. Todos ellos enriquecidos por innumerables virtudes, pero a su vez obstruidos por los innumerables conflictos que vamos tejiendo a lo largo de los años.
Cada ser humano trae desde su nacimiento en sí mismo toda la información de las vidas de las que procede tanto a nivel psíquico como a nivel físico. Es aquello que llamamos herencia “genética” y se encuentra impreso en lo más profundo de nuestro ser, en nuestros genes y en el inconsciente colectivo de nuestra familia y tiene la capacidad de ser transmitida de generación en generación.
Así pues algunos heredamos el carácter, el físico, los modales y muchas veces las costumbres. Otras el reflejo de algún gesto, el color de los ojos. La forma de sonreír.
También heredamos por ejemplo, el buen o mal carácter, gustos determinados, la diligencia, la fuerza y el compromiso o las tendencias depresivas, neuróticas, psicóticas u obsesivas que caracterizaron posiblemente alguno de nuestros antepasados.
Formamos entonces parte del alma y del destino de muchas personas con las cuales estamos de alguna manera directamente relacionados. Es un alma que es arte y parte de una historia y que se hereda de generación en generación y que marca a cada ser humano de una manera particular.
Somos parte del campo morfogenético de nuestra especie y particularmente del campo morfogenético de nuestra familia. Allí se alberga toda la información de nuestra historia familiar la conozcamos o no. Esta historia está impresa en nuestras células con llevando un orden que permite que la vida fluya a través de nosotros. Este orden se traducirá en cualidades. Pero también heredamos los conflictos no resueltos que se hayan podido generar en el seno de nuestras familias.
Debido a factores como pueden ser:
La violencia intra o extra familiar (guerras, asesinatos, suicidios, luchas de poder)
Perdidas de seres queridos.
Abortos.
Separaciones traumáticas.
Abandonos.
Accidentes fatales.
Exclusión de personas de la familia.
Inversión del orden jerárquico dentro del seno familiar.
Secretos familiares, como pueden ser la de la existencia de relaciones vinculantes extramaritales, hijos no reconocidos, crímenes, etc.
Cuanto más desorden, cuanto más conflicto, más severas suelen ser las dificultades que se manifiestan en los seres y con frecuencia nos encontramos ante enfermedades crónicas, adicciones o problemas mentales graves, más conflictos, más guerras, mayor devastación, mayor problemática familiar, social, laboral, etc.
¿En qué puede ayudarnos las constelaciones familiares?
A través de éste método, se busca identificar los conflictos y los puntos nudales del sistema familiar, laboral o social que están dificultando el flujo organizado de la vida. Y a partir de allí, en la medida que el mismo sistema lo permita, se restaura el orden perdido, desatando estos nudos y permitiendo un nuevo fluir en la vida de las personas comprometidas.
Este trabajo pretende que cada individuo esté en consonancia con su destino y ocupe el lugar que le corresponde en los grupos con los cuales interactúa para que pueda desarrollar su proyecto de vida de una manera más armónica y sostenible.
La importancia de las constelaciones familiares radica no solamente en el hecho de que pueda permitirnos sanar aspectos personales de nuestras propias vidas. Su verdadera fuerza se manifiesta en el alma familiar y frecuentemente tras una constelación empiezan a sucederse cambios en las familias o grupos involucrados.
Otra de las grandes virtudes de las constelaciones familiares es que nos permite restablecer un orden que va a favorecer a las generaciones venideras, pues lo que nos ha mostrado la experiencia, es que muchos temas no resueltos en las familias, pueden terminar reproduciéndose y afectando a algún miembro de una generación posterior que, de una manera muchas veces no consiste en, termina identificándose con alguno de los miembros involucrados en la situación no resuelta.
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